Madre Antonia Lampel, Fundadora de las Hermanas Franciscanas de la Enseñanza

Antonia Lampel nació el 28 de agosto de 1807 en Austria. Fue la segunda hija de ocho hermanos, sus padres eran Anthony Lampel y Antonia Kellher. En su familia se vivían profundamente los valores Franciscanos porque sus padres habían hecho los votos dela tercera orden de San Francisco. Su familia se caracterizó por ser muy unida, sus padres se esforzaban por darles una buena educación Cristiana. Antonia Lampel desde pequeña compartió la vocación de MAESTRA con dos de sus hermanas. Cuando Antonia era pequeña recibió un golpe muy duro en su vida, una grave enfermedad ataca a su madre y muere. Esto les llevo a estar más unidos y ayudar a su padre a salir adelante como familia. Después de varios años su padre encuentra a una buena mujer de la cual se enamora y se decide casar. De este nuevo matrimonio nacen tres hijos más, creciendo la nueva familia a 11 hermanos. El sueño de Antonia era poder servir y trabajar como MAESTRA. Un día Antonia fue invitada junto con sus hermanas Amalia y Filippa por Anna Ángel, Maestra y dueña de una escuela, para enseñar en su escuela. Ellas que tenían sus estudios de maestra aceptan la invitación y comienzan a realizar sus sueños. Ya que el anhelo de Antonia era poder educar las jóvenes de su tiempo. Pero al correr del tiempo Antonia se dio cuenta que las jóvenes no tan solo necesitaban ser educadas sino que además de poder formarse con valores cristianos, comprometidas con su fe y a las enseñanzas de Jesús. Durante este tiempo, nuevamente sufren un gran dolor su padre muere de Tuberculosis y su madre queda con once hijos. Amalia la hermana de Antonia era la directora de aquella escuela, la cual deseaba ser religiosa y se marcho a un convento, a los pocos meses enferma gravemente y muere y el dolor se apodera nuevamente de su familia. 
Tras la partida de Amalia, Antonia queda a cargo de la dirección del colegio. Antonia amaba al Señor y quería entregar todo su tiempo para estar con él, pero veía la urgencia de educar y enseñar a las niñas con valores cristianos, porque se vivía en la sociedad un ambiente ANTIRELIGIOSO en la cual predominaba la RAZÓN.
Animada por el espíritu Franciscano Antonia se decide y es acompañada por cinco profesoras más para vivir en comunidad y de esta forma darles más tiempo y dedicación a las niñas y al Señor. 

La situación y las necesidades de la época en la que vivía Antonia Lampel en el siglo XIX era de varias corrientes, se daba muy fuerte el Racionalismo y la lucha contra la Iglesia. El obispo Sebastián Zángerle estaba muy preocupado por el ambiente antirreligioso que había en su país, laeducación cristiana que se recibía, e incluso se controlaba la formación que recibían los futuros sacerdotes. El gran anhelo que tenía Antonia L. Era poder servir al Señor a tiempo completo, pero no a través de una vida contemplativa y de claustro en donde no hay un contacto con los niños y jóvenes, sino que quería estar más cerca de ellos. Es por eso que, al ver la necesidad de su país y la inquietud de poder formar a los niños con los valores de Cristo, se decide formar un nuevo instituto (congregación) en donde se viva la oración en medio del trabajo con los niños y los jóvenes.  Ella le dio un estilo de vida sencillo, pobre, penitente, en un espíritu franciscano, un servicio generoso e incondicional, siempre dispuesta a las necesidades de la Iglesia. Ella les decía a sus hermanas, una franciscana de la enseñanza debía unir en sí tres cualidades: Ser Madre, Maestra y Educadora. La entrega de la enseñanza la veía como el bien recibido y donado, además sentía la responsabilidad de estar al día con los nuevos métodos de la enseñanza y progresos en el conocimiento. La decisión de Antonia de fundar un nuevo instituto (congregación) fue apoyada y ayudada por el obispo Zangerle, lo que la Santa Sede acepto inmediatamente lo que se concretizó el 29 de Septiembre de 1843 por el Papa Gregorio XVI.  Madre Francisca Antonia Lampel entrega su alma a Dios el 28 de Mayo de 1851 a la edad de 43 años. 

*Esta fue la respuesta de una mujer que fue capaz de morir a sí misma y escuchar el llamado de Dios, de reconocer los signos que el Señor le presentaba en su vida y de llevar a cabo su obra

“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no da fruto, pero si muere da mucho fruto”
Juan 12, 24

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